J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte !
Et Dame Fortune, en m'étant offerte
Ne pourra jamais calmer (fermer) ma douleur…
J'aimerai toujours le temps des cerises
Et le souvenir que je garde au cœur !

Jean-Baptiste Clément

I

     El joven Jean-Baptiste Clément, llegado a París a mediados del XIX, supo compaginar su agitada vida como articulista político con ser un célebre y bohemio chansonnier en Montmartre. Entre la prisión y el exilio escribió algunas de sus más legendarias canciones, como Le Temps des cerises en 1866. Su apasionada participación en la Commune de París convirtió desde entonces esta canción en símbolo de aquella revolución –y acaso de otras muchas. Pero él no sólo dedicó estos versos a la Comuna, también a una joven revolucionaria que murió, ensangrentando las calles, junto a tantos otros, durante la brutal represión con que fueron arrancados aquellos sueños.

     El tiempo de las cerezas, en primavera, es tan dulce –dicen- como breve; tanto como lo fue la revolución y la vida de aquella muchacha que Jean-Baptiste amó. Esta escultura es le temps des cerises que cada uno llevamos dentro, casi a rastras. Derrotados por aquel tiempo perdido –o perdidos por aquel tiempo derrotado-, sin embargo, la nostalgia puede hacer revivir momentos dulces y breves, apenas unas imágenes, unos olores, unas palabras…

II

     Me vienen a la memoria recuerdos de naufragio precedidos de momentos breves y embriagadores. Recuerdo un mundo -cuya única realidad hoy es una cierta memoria compartida- en el que la palabra revolución formaba parte del lenguaje común, un tiempo en el que un peculiar imaginario multicolor era compartido hasta la comunión: Kropotkin sonaba como Dylan y Patti Smith, el cabello largo olía a cubierta de barco y a mar, los versos de los poetas amigos se fumaban en la oscuridad plena de sueños y caricias. Recuerdo también aquella joven amiga, amada, que murió, como tantos otros en aquel tiempo, por un exceso de ilusiones.

     Le temps des cerices es un homenaje, un canto triste a todas las jóvenes que murieron tan temprana y apasionadamente, y a la parte de nosotros que se fue con ellas para siempre.

     Como camino del destierro, arrastra su báculo sin fe, como el destino, tras de sí. Con la mirada baja recuerda lo que pudo haber sido: entre la nostalgia y el dolor. Sin embargo, no es el tiempo de parar, ni de volver la mirada; la suerte, como siempre, guiará sus pasos hacia lo desconocido.

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Le temps des cerises
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